Tal como se había anunciado, el próximo martes 25, a partir de las 16, las instalaciones del Museo Histórico Municipal “Brigadier General Juan Martín de Pueyrredon” serán el escenario del “Concierto del Bicentenario”, que estará a cargo del maestro José Luis Juri, quien ejecutará piezas del repertorio argentino del siglo XIX en un pianoforte, instrumento especialmente restaurado para la ocasión. Lo acompañará la soprano Mónica Philibert.
La actuación de Juri será “ad honorem”, y están a la venta las entradas anticipadas a un valor de $75, en la Dirección General de Cultura de la Municipalidad de San Isidro, Av. del Libertador 16.208, de 9 a 16.
El Concierto del Bicentenario implicará no sólo el rescate y puesta en valor de un valioso instrumento del siglo XIX sino también de piezas musicales de la época. Más precisamente, se trata de obras publicadas en el Boletín musical de Gregorio Ibarra, una de las primeras revistas musicales de nuestro país que contiene, en sus números editados en 1837, la música que se escribía y tocaba en la Argentina de aquellos tiempos.
De los volúmenes que se conservan se han rescatado veintisiete piezas de salón publicadas ese año. Entre los compositores de las obras, Esnaola es quizás el más conocido; sus piezas siguen modelos operísticos europeos. La producción de Remigio Navarro es de tono más íntimo. Navarro fue un mulato que trabajaba en Buenos Aires y Montevideo como pianista, maestro y compositor. Sus obras son originales y de una gran belleza, compuestas en la misma época en la Chopin o Mendelssohn componían en Europa.
También hay una pieza anónima, escrita por “una porteña”; quizás estemos ante la primera compositora argentina. Se trata de un vals melancólico, bellísimo, que Casacuberta utilizaba para una obra de teatro. Asimismo, encontramos otros autores como Juan Veloz y Salustiano Zavalía.
Al tratarse de piezas danzables, el pianista debe realizar un sutil trabajo de interpretación para recomponer el espíritu de las cuadrillas, los minués y los valses que, en contra de lo que se supone, tienen innumerables posibilidades de interpretación.
El puente que posibilitará unir el pianoforte con la atmósfera musical de la época será el pianista José Luis Juri, quien ya interpretó estas piezas en el piano de Esnaola en 2006 y grabó estas composiciones del romanticismo rioplatense con el sello discográfico Tradition, interpretándolas en el remozado piano de Mariquita Sánchez de Thompson propiedad del Museo Histórico Nacional.
José Luis Juri
El eximio pianista nació en Buenos Aires, inició sus estudios musicales a la edad de 4 años con Irene Saralegui, prosiguiéndolos más tarde con Elsa Berner y en el conservatorio municipal “Manuel de Falla”. Muy joven se radicó en Italia, donde participó en los cursos de la Accademia Chigiana di Siena, con los maestros Rudolf Buchbinder y Paul Badura-Skoda. Finalmente cursó estudios en Suiza con Edith Fischer, durante cuatro años.
En la actualidad desarrolla su actividad concertística en Italia, España, Suiza, Francia, México, Cuba, Brasil, Uruguay y Argentina, tanto en recitales como en grupos camarísticos o como solista con orquesta. Se presentó en el Festival de Blonay (Suiza), Festival Cervantino (México), Festival de Chiavari (Italia), Festival Llao-Llao (Argentina), Gran Teatro de La Habana (Cuba), Memorial de América Latina (San Pablo-Brasil ), Ridotto del Teatro Alla Scala di Milano (Italia), Radio de la Suisse Romande (Suiza) y Teatro de las Bellas Artes (México), entre otros.
En nuestro país actuó para el Mozarteum argentino, Teatro Colón, Teatro Argentino de La Plata, Ciclos Banco Nación, Ars Nobilis y los más importantes teatros del interior del país.
Desde 2008 es director musical del Festival de Música Clásica en San Isidro, “El camino del Santo”. En 2006 recibió del gobierno italiano, la condecoración de Cavaliere de la Orden al mérito de la República Italiana. Desempeña asimismo, una amplia labor docente. Es profesor en el ciclo de master-class del Conservatorio Beethoven y de la cátedra de piano superior en el Conservatorio de la ciudad de Buenos Aires.
Mónica Philibert
Por su parte, la soprano Mónica Philibert actúa regularmente en el Teatro Colón, así como también para las más prestigiosas instituciones musicales, bajo la dirección de los maestros como Steuart Bedford, Gabor Ötvös, Serge Baudo, Monseñor Jesús G. Segade, Jacques Delacotte, Miguel Angel Veltri, Leopold Hager, Franz Paul Decker, F. Retig, Rolf Reuter, Christoff Escher, Wolfgang Scheidt, Eugen Kohn, Yuri Simonov, Antoni Ros Marbá y Heinz Fricke.
Ha grabado también varios CD dedicados a la producción de Max Reger para soprano y orquesta y también con acompañamiento de órgano, también con obras de cámara de autores argentinos, y los de la serie “Villancicos del mundo”. Cultiva un amplio repertorio de cámara, y se ha presentado en concierto en los Estados Unidos, Suiza y China.
Forma parte del Cuerpo de Profesores del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en la Cátedra de Técnica Vocal, y recientemente ha sido nombrada Miembro Titular de la Academia Argentina de Música. Por su trayectoria, ha sido galardonada con el Premio Konex de Platino.
El pianoforte y la colección del Museo Pueyrredon
El Museo Pueyrredon se inauguró en septiembre de 1944; el presbítero Francisco C. Actis fue su primer director. La colección del Museo se fue formando desde entonces gracias a las donaciones y adquisiciones que se fueron sucediendo.
Las piezas que componen este patrimonio pertenecen al siglo XIX y se centran en los periodos en que Juan Martín de Pueyrredon (1776-1850) y su hijo Prilidiano Pueyrredon (1823-1870), propietarios de la casa, desarrollan sus actividades.
Merecen destacarse los catorce retratos al óleo de Prilidiano Pueyrredon, como también retratos de pintores extranjeros que forman parte del periodo más primigenio de nuestra historia del arte.
La colección de tallas e imágenes de vestir del siglo XVIII y XIX también guarda un valor patrimonial importante; algunas de ellas fueron producidas en el Alto Perú y en las misiones jesuíticas y franciscanas del litoral de nuestro país.
Se suman a estos grupos una serie considerable de muebles y objetos, entre ellos este pianoforte, que nos hablan de la evolución del gusto y de las prácticas burguesas, y objetos que nos cuentan la vida del trabajo en la propiedad.
Completan la colección objetos y documentos que se refieren principalmente a la figura de Juan Martín de Pueyrredon y su familia.
Valor patrimonial del pianoforte
Este tipo de square piano ocupó un lugar central en las prácticas sociales y culturales del siglo XIX. Sin los medios de reproducción fonográfica que poseemos en la actualidad, estos instrumentos solían ser centrales en la articulación familiar y social.
Los square pianos eran muy comunes en los hogares, por su precio accesible y pequeño tamaño. En todas las familias se alentaba el estudio y la práctica de instrumentos, principalmente del piano, ya que era la base funcional para que en la casa hubiese música. Mejor o peor tocada, todos festejaban que alguien se animara y dedicara parte de su tiempo a aprenderla y compartirla con los demás.
Por lo tanto, cada square piano tuvo un importante protagonismo en la vida de la familia que lo poseyó. En el caso de los inmigrantes, sirvió para mantener viva las culturas de sus grupos étnicos y de sus colectividades, a través de su música y sus canciones ancestrales.
Hoy podemos volver a la vida estos instrumentos para que, en manos de artistas como el Maestro José Luis Juri, se conviertan en una nave que nos permita viajar en el tiempo y recrear la atmósfera, la sonoridad y la música del siglo XIX.
La actuación de Juri será “ad honorem”, y están a la venta las entradas anticipadas a un valor de $75, en la Dirección General de Cultura de la Municipalidad de San Isidro, Av. del Libertador 16.208, de 9 a 16.
El Concierto del Bicentenario implicará no sólo el rescate y puesta en valor de un valioso instrumento del siglo XIX sino también de piezas musicales de la época. Más precisamente, se trata de obras publicadas en el Boletín musical de Gregorio Ibarra, una de las primeras revistas musicales de nuestro país que contiene, en sus números editados en 1837, la música que se escribía y tocaba en la Argentina de aquellos tiempos.
De los volúmenes que se conservan se han rescatado veintisiete piezas de salón publicadas ese año. Entre los compositores de las obras, Esnaola es quizás el más conocido; sus piezas siguen modelos operísticos europeos. La producción de Remigio Navarro es de tono más íntimo. Navarro fue un mulato que trabajaba en Buenos Aires y Montevideo como pianista, maestro y compositor. Sus obras son originales y de una gran belleza, compuestas en la misma época en la Chopin o Mendelssohn componían en Europa.
También hay una pieza anónima, escrita por “una porteña”; quizás estemos ante la primera compositora argentina. Se trata de un vals melancólico, bellísimo, que Casacuberta utilizaba para una obra de teatro. Asimismo, encontramos otros autores como Juan Veloz y Salustiano Zavalía.
Al tratarse de piezas danzables, el pianista debe realizar un sutil trabajo de interpretación para recomponer el espíritu de las cuadrillas, los minués y los valses que, en contra de lo que se supone, tienen innumerables posibilidades de interpretación.
El puente que posibilitará unir el pianoforte con la atmósfera musical de la época será el pianista José Luis Juri, quien ya interpretó estas piezas en el piano de Esnaola en 2006 y grabó estas composiciones del romanticismo rioplatense con el sello discográfico Tradition, interpretándolas en el remozado piano de Mariquita Sánchez de Thompson propiedad del Museo Histórico Nacional.
José Luis Juri
El eximio pianista nació en Buenos Aires, inició sus estudios musicales a la edad de 4 años con Irene Saralegui, prosiguiéndolos más tarde con Elsa Berner y en el conservatorio municipal “Manuel de Falla”. Muy joven se radicó en Italia, donde participó en los cursos de la Accademia Chigiana di Siena, con los maestros Rudolf Buchbinder y Paul Badura-Skoda. Finalmente cursó estudios en Suiza con Edith Fischer, durante cuatro años.
En la actualidad desarrolla su actividad concertística en Italia, España, Suiza, Francia, México, Cuba, Brasil, Uruguay y Argentina, tanto en recitales como en grupos camarísticos o como solista con orquesta. Se presentó en el Festival de Blonay (Suiza), Festival Cervantino (México), Festival de Chiavari (Italia), Festival Llao-Llao (Argentina), Gran Teatro de La Habana (Cuba), Memorial de América Latina (San Pablo-Brasil ), Ridotto del Teatro Alla Scala di Milano (Italia), Radio de la Suisse Romande (Suiza) y Teatro de las Bellas Artes (México), entre otros.
En nuestro país actuó para el Mozarteum argentino, Teatro Colón, Teatro Argentino de La Plata, Ciclos Banco Nación, Ars Nobilis y los más importantes teatros del interior del país.
Desde 2008 es director musical del Festival de Música Clásica en San Isidro, “El camino del Santo”. En 2006 recibió del gobierno italiano, la condecoración de Cavaliere de la Orden al mérito de la República Italiana. Desempeña asimismo, una amplia labor docente. Es profesor en el ciclo de master-class del Conservatorio Beethoven y de la cátedra de piano superior en el Conservatorio de la ciudad de Buenos Aires.
Mónica Philibert
Por su parte, la soprano Mónica Philibert actúa regularmente en el Teatro Colón, así como también para las más prestigiosas instituciones musicales, bajo la dirección de los maestros como Steuart Bedford, Gabor Ötvös, Serge Baudo, Monseñor Jesús G. Segade, Jacques Delacotte, Miguel Angel Veltri, Leopold Hager, Franz Paul Decker, F. Retig, Rolf Reuter, Christoff Escher, Wolfgang Scheidt, Eugen Kohn, Yuri Simonov, Antoni Ros Marbá y Heinz Fricke.
Ha grabado también varios CD dedicados a la producción de Max Reger para soprano y orquesta y también con acompañamiento de órgano, también con obras de cámara de autores argentinos, y los de la serie “Villancicos del mundo”. Cultiva un amplio repertorio de cámara, y se ha presentado en concierto en los Estados Unidos, Suiza y China.
Forma parte del Cuerpo de Profesores del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón en la Cátedra de Técnica Vocal, y recientemente ha sido nombrada Miembro Titular de la Academia Argentina de Música. Por su trayectoria, ha sido galardonada con el Premio Konex de Platino.
El pianoforte y la colección del Museo Pueyrredon
El Museo Pueyrredon se inauguró en septiembre de 1944; el presbítero Francisco C. Actis fue su primer director. La colección del Museo se fue formando desde entonces gracias a las donaciones y adquisiciones que se fueron sucediendo.
Las piezas que componen este patrimonio pertenecen al siglo XIX y se centran en los periodos en que Juan Martín de Pueyrredon (1776-1850) y su hijo Prilidiano Pueyrredon (1823-1870), propietarios de la casa, desarrollan sus actividades.
Merecen destacarse los catorce retratos al óleo de Prilidiano Pueyrredon, como también retratos de pintores extranjeros que forman parte del periodo más primigenio de nuestra historia del arte.
La colección de tallas e imágenes de vestir del siglo XVIII y XIX también guarda un valor patrimonial importante; algunas de ellas fueron producidas en el Alto Perú y en las misiones jesuíticas y franciscanas del litoral de nuestro país.
Se suman a estos grupos una serie considerable de muebles y objetos, entre ellos este pianoforte, que nos hablan de la evolución del gusto y de las prácticas burguesas, y objetos que nos cuentan la vida del trabajo en la propiedad.
Completan la colección objetos y documentos que se refieren principalmente a la figura de Juan Martín de Pueyrredon y su familia.
Valor patrimonial del pianoforte
Este tipo de square piano ocupó un lugar central en las prácticas sociales y culturales del siglo XIX. Sin los medios de reproducción fonográfica que poseemos en la actualidad, estos instrumentos solían ser centrales en la articulación familiar y social.
Los square pianos eran muy comunes en los hogares, por su precio accesible y pequeño tamaño. En todas las familias se alentaba el estudio y la práctica de instrumentos, principalmente del piano, ya que era la base funcional para que en la casa hubiese música. Mejor o peor tocada, todos festejaban que alguien se animara y dedicara parte de su tiempo a aprenderla y compartirla con los demás.
Por lo tanto, cada square piano tuvo un importante protagonismo en la vida de la familia que lo poseyó. En el caso de los inmigrantes, sirvió para mantener viva las culturas de sus grupos étnicos y de sus colectividades, a través de su música y sus canciones ancestrales.
Hoy podemos volver a la vida estos instrumentos para que, en manos de artistas como el Maestro José Luis Juri, se conviertan en una nave que nos permita viajar en el tiempo y recrear la atmósfera, la sonoridad y la música del siglo XIX.
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