agosto 28, 2009

CONFERENCIA SOBRE EL PADRE LEONARDO CASTELLANI


Ante colmado auditorio (arriba), Bonomi (abajo), repasó vida y obra del padre Castellani



En las instalaciones del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro "Dr. Horacio Beccar Varela" -Adrián Beccar Varela 774, San Isidro- el Dr. Enrique Bonomi brindó anoche una conferencia titulada "Vida y Obra del Padre Leonardo Castellani".

Ante una sala colmada (como ocurre con cada actividad organizada en este Museo) el Dr. Bonomi recorrió la vida del prolífico y respetado autor, agudo pensador y encumbrado teológo que no cesó en su afán por llevar las enseñanzas de Cristo, en impulsar la reflexión sobre la Patria.

Nacido en 1899 en la provincia de Santa Fe, Leonardo Luis Castellani, luego de hacer sus primeras letras de manos de una señora en su casa (algo nada extraño para la época), pasó por la escuela primaria, época de la que siempre rescató a un sacerdote Salaverri ("Muy buen docente, que me puso algunos conocimientos capitales en la cabeza”, dirá). En 1913 inicia sus estudios secundarios en la Colegio de la Inmaculada (de la Compañía de Jesús) en Santa Fe de donde egresaría de bachiller.

El 27 de Julio de 1919 se inicia en el noviciado de los Jesuitas en la ciudad de Córdoba. De ese período surgen las fábulas "Camperas” y "Historia del Norte Bravo” con sus viajes de vacaciones en el Chaco santafesino siendo seminarista. A partir de 1924 enseña filosofía en el Colegio del Salvador, cursó teología en el seminario de Villa Devoto y en 1929 el provincial de la Compañía, al advertir su capacidad para el estudio, lo envía a Roma para continúe su formación en la Universidad Gregoriana donde es ordenado sacerdote el 31 de Julio de 1930 en la Iglesia de San Ignacio. Allí, luego de estudiar a las órdenes de prestigiosos docentes, obtiene el doctorado en teología en 1932.

Sobre esto, dijo alguna vez Irene Caminos –que fuera su secretaria y ayudante-, vale destacar que el padre Leonardo Castellani es el único argentino que conquistó con su esfuerzo dos títulos doctorales en dos centros de los más encumbrados de la intelectualidad europea: la Sorbona de Paris y la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Castellani, con notas sobresalientes, obtuvo el título más alto que la Iglesia Católica otorga a los más sabios de los doctores. Un diploma con la firma del Papa Pio XII y el Propósito General de la Compañía de Jesús acreditan que Leonardo Castellani es Doctor Sacro Universal que lo habilita a enseñar filosofía y teología sin reválida. El mismo le da derecho a publicar sus escritos sin censura previa.

En 1932 fue a Francia a estudiar donde obtendría su diploma de estudios superiores en filosofía sección psicología. "La psicología en los años ’30 no era una ciencia autónoma –dice Bonomi-, independiente”.

Cuando regresa a la Argentina se dedica a la enseñanza en diversos sitios (el Colegio del Salvador, el seminario de Villa Devoto, el Colegio Máximo de San Miguel), a traducir una parte de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, a escribir en la revista Criterio y en el suplemento literario de La Nación (1941). Castellani recurrió al uso de seudónimos a la hora de escribir algunos versos y escritos varios. Uno de ellos fue Jerónimo del Rey y otro Militis Militorum.

Interesado en la más alta política, fue tentado a ser candidato a diputado nacional, lo que motivó en 1946 el inició de un ciclo de desventuras: el superior de la orden jesuita lo "invita” a abandonarla por "poca obediencia a la censura”.

Confinado a Manresa (España), en un convento de los jesuitas, allí estuvo separado por los superiores de la Orden por desobediente e iniciando una serie de males físicos que lo acompañaron toda su vida.

En 1949, a instancias de unos amigos, escapó de su confinamiento y volvió a la Argentina donde, paulatinamente, retornó a la docencia, primero en Salta y luego en Buenos Aires. En la década del ’50 edita junto a Fermín Chávez "Las mejores poesías de la lírica argentina”.

En 1952 retorna a sus cátedras en distintos colegios e instituciones pero no se le permitía aún oficiar misa, es por ello que asiste a la Iglesia de Santa Catalina y en Nuestra Señora de la Piedad como un feligrés mas. De los comentarios que elaboraba sobre el Evangelio dominical surgiría el libro "El Evangelio de Jesucristo” y "Las parábolas de Jesucristo”.

En 1961 vuelve a decir misa en Buenos Aires y, finalmente, en 1966, su relación con la Iglesia Católica se restablece totalmente. Un año despues comenzaría la edición de la revista "Jauja”, que dirigiría durante tres años.

El padre Castellani se dedicó al periodismo, a la docencia, a la teología, con auténtica pasión. Se inició en la psicología, cuando esta aún no era una disciplina tan extendida, ocupándose de unir la Fe y el estudio de la psiquis en la formación de los sacerdotes en el seminario de Villa Devoto.

El Dr. Enrique Bonomi finalizó su exposición en el Museo Beccar Varela leyendo unas líneas del Padre Castellani referidas a la Patria, un recurrente tema en los trabajos del sacerdote:

Amar la patria
es el amor primero
y es el postrer amor
después de Dios,
y si es crucificado
y verdadero
ya son un solo amor,
ya no son dos.

Amar la patria
hasta jugar el cuero
del puro patrio
Bien Común en pos
y afrontar marejada
y majadero
eso se inscribe
al crédito de Dios.

El Padre Castellani publicó muchos libros, entre los cuales cabe mencionar ”El Evangelio de Jesucristo", "Cristo ¿vuelve o no vuelve?", "El Apokalypsis de San Juan", ”Las parábolas de Cristo", "San Agustin y Descartes", ”Conversación y crítica filosófica", "Elementos de metafísica", "El libro de las oraciones", ”Esencia del liberalismo”, "Sentir la Argentina. Leopoldo Lugones", "La reforma de la enseñanza", ”El nuevo gobierno de Sancho", ”Las canciones de Militis", "La catarsis católica en los ejercicios espirituales de Ignacio de Layola", "Freud en cifra", "Historias del Norte bravo" y "Camperas", entre muchos otros. Falleció el 15 de Marzo de 1981 y sus restos fueron llevados al cementerio de La Recoleta. Posteriormente, a instancias de allegados, se lo trasladó a la ciudad de Reconquista (Santa Fe).

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