Anoche, judíos y cristianos, vivieron una emotiva jornada de reflexión al conmemorar “La Noche de los Cristales Rotos” (Kristallnacht), considerada el primer pogrom antijudío, perpetrado por el régimen nazi y el inicio del Holocausto judío.
“En este encuentro recordamos una de las noches más trágicas de toda la humanidad. Es importante hacerlo, porque estos sucesos también son fruto del corazón humano. Por eso, hoy, le pedimos a Dios que nunca más volvamos a vivir momentos como ese. Y que nos ayude a superar las situaciones conflictivas de discriminación para vivir así, en una sociedad plural y aceptarnos sinceramente unos a otros”, reflexionó el obispo coadjutor de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, sobre los sucesos ocurridos en la noche del 8 al 9 de noviembre de 1938 en las ciudades alemanas y austriacas.
Esto hechos significaron el inicio de la Shoá -Holocausto de la Segunda Guerra Mundial- que llevó a la muerte a más de seis millones de judíos, entre ellos, un millón y medio de niños.
El encuentro, que tuvo lugar en la Catedral de San Isidro, fue organizado por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la diócesis de San Isidro juntamente con la B´nai B´rith Argentina y la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana.
Por su parte, el rabino Fabián Skornik, de la Comunidad Lamroth Hakol de Florida, expresó: “Por un lado, el objetivo del encuentro es reunirnos personas de diferentes credos, pero con el mismo espíritu para tener diálogo y apartar prejuicios. Y, por otro, transmitir el mensaje de que toda construcción de un mundo compartido debe ser sostenida en la memoria. No hay que olvidar, es importante tener conocimiento de la historia para tomar mejores decisiones en el futuro y así construir un mundo mejor”.
En tanto, el director de la Comisión de Diálogo Interconferencial B´ari Brith Argentina, Boris Kalnick, señaló: “Estos encuentros siempre resultan muy movilizadores, porque estamos conmemorando una tragedia que no fue sólo del pueblo judío, sino de toda la cultura de occidente y la humanidad entera; porque que se llegó a los niveles más aberrantes, casualmente, en los países más cultos de Europa.
“Además de ser una manera de reflexionar, también es una forma de advertir; ya que si existe la cobardía del ciudadano medio a la hora de enfrentar totalitarismos, la historia, lamentablemente, puede volver a repetirse”, concluyó.
También participaron las iglesias cristianas del Grupo Ecuménico de Zona Norte, el jazán Darío Saiegh y el Coro de la Comunidad Judía Lamroth Hakol.
Estuvieron presentes también, la presidenta del Concejo Deliberante de San Isidro, Rita Kuzis, el concejal Carlos Castellano, el Secretario de Integración Comunitaria, Arturo Flier, y el secretario de Salud Pública de la comuna, Gustavo Hirsch, entre otros.
Colaboró en este encuentro el Centro de Espiritualidad Santa María y el Equipo Diocesano de Misiones Parroquiales, con el auspicio de la Municipalidad de San Isidro.
Por último, se encendieron velas en memoria de los muertos del comienzo del holocausto.
Sobre La Noche de los Cristales Rotos:
Era la noche del 9 de noviembre de 1938 cuando estalló la violencia contra los judíos en todo el Reich. Así comenzaron los pogroms, conocidos como Kristallnacht, la "Noche de los Cristales Rotos", en alusión a los cristales destrozados de las vidrieras de las tiendas que inundaron las calles; algo perpetrado por el ministro de propaganda alemán de aquel entonces, Joseph Goebbels, y otros nazis.
Así, en dos días, docenas de judíos fueron asesinados, más de 250 sinagogas fueron quemadas, más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados. También fueron saqueados cementerios, hospitales, escuelas y hogares judíos, mientras la policía y las brigadas de bomberos se mantenían al margen.
La mañana posterior a los pogroms, 30.000 judíos alemanes fueron arrestados por el "delito" de ser judíos y enviados a campos de concentración, donde cientos de ellos murieron.
Después de la "Noche de los Cristales Rotos", la vida fue todavía más difícil para los niños y adolescentes judíos alemanes y austriacos. Los menores, que ya tenían prohibido entrar a museos, parques públicos y piscinas de natación, fueron expulsados de las escuelas públicas. Los jóvenes judíos, al igual que sus padres, fueron totalmente segregados en Alemania. Y, posteriormente, seguiría el martirio del Pueblo Judío (Shoá).
“En este encuentro recordamos una de las noches más trágicas de toda la humanidad. Es importante hacerlo, porque estos sucesos también son fruto del corazón humano. Por eso, hoy, le pedimos a Dios que nunca más volvamos a vivir momentos como ese. Y que nos ayude a superar las situaciones conflictivas de discriminación para vivir así, en una sociedad plural y aceptarnos sinceramente unos a otros”, reflexionó el obispo coadjutor de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, sobre los sucesos ocurridos en la noche del 8 al 9 de noviembre de 1938 en las ciudades alemanas y austriacas.
Esto hechos significaron el inicio de la Shoá -Holocausto de la Segunda Guerra Mundial- que llevó a la muerte a más de seis millones de judíos, entre ellos, un millón y medio de niños.
El encuentro, que tuvo lugar en la Catedral de San Isidro, fue organizado por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la diócesis de San Isidro juntamente con la B´nai B´rith Argentina y la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana.
Por su parte, el rabino Fabián Skornik, de la Comunidad Lamroth Hakol de Florida, expresó: “Por un lado, el objetivo del encuentro es reunirnos personas de diferentes credos, pero con el mismo espíritu para tener diálogo y apartar prejuicios. Y, por otro, transmitir el mensaje de que toda construcción de un mundo compartido debe ser sostenida en la memoria. No hay que olvidar, es importante tener conocimiento de la historia para tomar mejores decisiones en el futuro y así construir un mundo mejor”.
En tanto, el director de la Comisión de Diálogo Interconferencial B´ari Brith Argentina, Boris Kalnick, señaló: “Estos encuentros siempre resultan muy movilizadores, porque estamos conmemorando una tragedia que no fue sólo del pueblo judío, sino de toda la cultura de occidente y la humanidad entera; porque que se llegó a los niveles más aberrantes, casualmente, en los países más cultos de Europa.
“Además de ser una manera de reflexionar, también es una forma de advertir; ya que si existe la cobardía del ciudadano medio a la hora de enfrentar totalitarismos, la historia, lamentablemente, puede volver a repetirse”, concluyó.
También participaron las iglesias cristianas del Grupo Ecuménico de Zona Norte, el jazán Darío Saiegh y el Coro de la Comunidad Judía Lamroth Hakol.
Estuvieron presentes también, la presidenta del Concejo Deliberante de San Isidro, Rita Kuzis, el concejal Carlos Castellano, el Secretario de Integración Comunitaria, Arturo Flier, y el secretario de Salud Pública de la comuna, Gustavo Hirsch, entre otros.
Colaboró en este encuentro el Centro de Espiritualidad Santa María y el Equipo Diocesano de Misiones Parroquiales, con el auspicio de la Municipalidad de San Isidro.
Por último, se encendieron velas en memoria de los muertos del comienzo del holocausto.
Sobre La Noche de los Cristales Rotos:
Era la noche del 9 de noviembre de 1938 cuando estalló la violencia contra los judíos en todo el Reich. Así comenzaron los pogroms, conocidos como Kristallnacht, la "Noche de los Cristales Rotos", en alusión a los cristales destrozados de las vidrieras de las tiendas que inundaron las calles; algo perpetrado por el ministro de propaganda alemán de aquel entonces, Joseph Goebbels, y otros nazis.
Así, en dos días, docenas de judíos fueron asesinados, más de 250 sinagogas fueron quemadas, más de 7.000 comercios de judíos fueron destrozados y saqueados. También fueron saqueados cementerios, hospitales, escuelas y hogares judíos, mientras la policía y las brigadas de bomberos se mantenían al margen.
La mañana posterior a los pogroms, 30.000 judíos alemanes fueron arrestados por el "delito" de ser judíos y enviados a campos de concentración, donde cientos de ellos murieron.
Después de la "Noche de los Cristales Rotos", la vida fue todavía más difícil para los niños y adolescentes judíos alemanes y austriacos. Los menores, que ya tenían prohibido entrar a museos, parques públicos y piscinas de natación, fueron expulsados de las escuelas públicas. Los jóvenes judíos, al igual que sus padres, fueron totalmente segregados en Alemania. Y, posteriormente, seguiría el martirio del Pueblo Judío (Shoá).
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