mayo 06, 2010

“LOS 200 FESTEJOS DE MAYO”



El nutrido auditorio (arriba) siguió con atención las anécdotas y datos curiosos que aportó Balmaceda (abajo)


Ante un nutrido auditorio prosiguió ayer el ciclo de conferencias en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" (Adrián Beccar Varela 774, San Isidro). En la ocasión, el profesor Daniel Balmaceda, con particular estilo e impecable memoria para exponer anécdotas y datos poco conocidos, se refirió a "Los doscientos festejos de Mayo".
Balmaceda fue relatando con ricos detalles y curiosidades los festejos de la revolución de Mayo a lo largo de los años con los naturales cambios de costumbres y situaciones políticas.
Por mencionar alguno de los años citados por el disertante, se destaca uno de los festejos más recordados, los del año 1822 y la cantidad de actividades que se organizaban para las fiestas mayas a lo largo de varios días: "vestir" a la pirámide de Mayo, jugar al palo enjabonado, el rompecabezas (un riesgoso equilibrio sobre una vara en altura de la que más de uno cayó), bailes y corridas de toros, carreras de sortijas (en la actual Av. Leandro N. Alem porteña).
En 1823 los festejos -precisó- se vivieron con la novedad de la iluminación de 350 lámparas a gas de la plaza de Mayo con las que se formó la frase "Viva la Patria". En este año se comenzó a entregar premios "a la moral y la industria", con premios especiales a las mujeres.
En 1826, indicó Balmaceda, comienza la larga tradición de tomar chocolate caliente. Este rito se inició en los barcos de la escuadra del almirante Guillermo Brown pocas horas antes de que se produjera el Combate de Los Pozos. En este mismo año la pirámide de Mayo fue pintada de color rosa y así quedó hasta 1829.
Refirió, asimismo, que en tiempos de Juan Manuel de Rosas los festejos no contaban con su presencia, puesto no participaba de ningún modo, ni siquiera del Te Deum. Incluso durante años se leía un discurso que había pronunciado en 1839.
En 1859, indicó Balmaceda, las autoridades dieron un demorado premio (condecoración y 2.000 pesos) a José Antonio Leiva, quien en 1807 había subido a la torre de la iglesia de Santo Domingo a descolgar la bandera británica. Leiva se resbaló y cayó aunque la enseña descolgada le sirvió de curioso paracaídas y si bien quedó herido, salvó su vida.
Diez años después, en 1869, un globo aerostático fue la atracción de los festejos pero un fuerte viento lo proyectó hacia el río y al chocar con unos barcos explotó. Hubo muertos y heridos aunque el tripulante logró salvarse, sostuvo el conferenciante ante un auditorio ávido de conocer otras anécdotas de festejos mayas.
Balmaceda siguió deslumbrando con otras anécdotas. Por ejemplo, cuando Charles Blondin, un increíble equilibrista que varias veces cruzó las cataratas del Niágara, fue quien asombró a los porteños en las fiestas mayas de 1874. En ese año cruzó la recova de la plaza de Mayo y finalmente se quedó en Buenos Aires donde instaló un circo que funcionó durante unos años.
Precisó luego que, en 1883 se derriba la referida recova y la fiesta ocupó la plaza completa durante el gobierno de Torcuato de Alvear.
En el 1900, indicó que los diarios La Nación y La Prensa se unieron - curiosamente- en su preocupación: los jóvenes no asistían a las plazas para cantar el Himno como había sido tradicional hasta entonces.
Tres años después -en 1903- el director de alumbrado de Buenos Aires era Jorge Newbery y decidió hacer construir una gran jaula para enmarcar la pirámide de Mayo con vistas a los festejos. Posteriormente, Clemente Onelli, director del Jardín Zoológico porteño, pidió esa jaula –es la que aún permanece- para ubicar a los cóndores de ese paseo, dijo.

En 1908 renació el Teatro Colón luego de 18 años de obras de restauración y 4 arquitectos que, por diferentes razones, murieron estando a cargo, memoró en otro pasaje.
Pero abundó en otros detalles. La noche del 25 de Mayo de ese año fue escandalosa: Los principales cantantes que debían interpretar "Aída" no querían actuar por el mito de que si participaban de una inauguración sus carreras se verían amenazadas, hubo serios problemas con el tránsito y largas colas por las entradas que se habían puesto en venta esa mañana.
Con el marco de los fiestas mayas de 1910, el 24 de mayo se realizó la primera maratón de nuestro país con la participación de 8 competidores. Ganó Dorando Pietri, un italiano que había protagonizado una emocionante carrera en los juegos olímpicos de 1908 en Londres, que no ganó pero que muchos recuerdan.
En cuanto a detalles curiosos, reveló que el 25 de Mayo de 1910 nacieron en Buenos Aires 137 varones y 97 mujeres, entre ellos: Mario Argentino Copello, Argentino José Girardosi, Centenario Argentino Vicente Amarante, Antonia Centenaria Villano y Centenaria Argentina Quiroga...
En 1916 luego de una comida servida para 150 invitados en el Plaza Hotel el cónsul británico Reginald Tower dejó inaugurada la Torre de los Ingleses, un obsequio de la comunidad británica por las celebraciones patrias el 24 de Mayo. Era intendente porteño Victorino de la Plaza.
También resaltó que José Manuel Moneta fue, en 1923, el encargado de celebrar por primera vez en la Antártida el aniversario de la revolución de Mayo. Junto a un grupo de intrépidos alemanes, con una temperatura bajísima, disparó 5 veces un fusil Mauser frente a la enseña patria.
Para el 25 de Mayo de 1936 el intendente porteño De Vedia encargó la construcción del obelisco al arquitecto Alberto Prebisch con la condición de llegar a tiempo con los festejos. El arquitecto no sólo cumplió en cometido sino que, además, su obra perdura, a pesar de la desconfianza de los vecinos de Buenos Aires de esos años, apuntó más adelante.
Durante los festejos del sesquicentenario -en 1960- fueron 68 los representantes extranjeros presentes en los actos centrales. El presidente Arturo Frondizi debió invertir no más de un minuto para saludar a cada uno de ellos. Uno de los hechos ocurridos en torno a esos festejos fue la secreta detención de Adolf Eichman por parte de un comando israelí que aprovechó el momento de gran tránsito extranjero. Recordó.

En 1973, año en el que el prestigioso Juan Manuel Fangio corrió oficialmente por última vez (la carrera del recuerdo) asumió, el 25 de Mayo el primer dentista como presidente: Alberto J. Cámpora. Este efímero primer mandatario (gobernó apenas 2 meses) se ocupó de firmar los decretos de indultos para abrir las puertas de la cárcel de Devoto, precisó Balmaceda.
Finalmente, señaló, en 2003, el 25 de Mayo Néstor Kirchner recibe de manos de Eduardo Duhalde el bastón presidencial y se pone a jugar con él. Y a algunos le resultó gracioso que así lo hiciera.
Daniel Balmaceda es periodista, editor y columnista de historia argentina en medios gráficos y radiales. Su pasión por la historia -sobre todo privada- y su afilada pluma se testimonian en numerosas y premiadas obras.

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