junio 09, 2009

COMENZÓ EL JUICIO POR EL CASO GARRIDO



El intendente acompañando a Marta Barberis y otros familiares de Garrido en la llegada a los Tribunales y en el recinto donde se está llevando a cabo el juicio a los acusados del asesinato del policía




El intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse, acompañó esta mañana a la viuda del capitán Aldo Roberto Garrido, Marta Barberis, en el inicio del juicio que se le sigue a Débora Acuña, de 29 años, y su concubino, Néstor Luque, de la misma edad, por el crimen del querido policía cuando el 17 de febrero último intentó evitar un robo a un local del centro comercial sanisidrense.

El jefe comunal había anticipado ayer, durante el encuentro con que agasajo al periodismo por su día, que acompañaría a la viuda y familiares de Garrido en el juicio, en demanda de “Justicia, que es lo que estamos reclamando, y castigo para los que asesinaron a ese policía ejemplar que fue Algo Garrido”.

También los familiares de Garrido fueron acompañados por la presidenta del Concejo Deliberante de San Isidro, Rita Kuzis y el concejal Eugenio Schenone.

El debate, en los Tribunales sanisidrenses, está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 5 de San Isidro, que integran los jueces Mario Kohan, Raúl Neu y Ariel Introzzi Truglia.

Los acusados están procesados por homicidio criminis causa (el que se comete para ocultar otro delito o lograr la impunidad, en este caso, del robo), por lo que enfrentan una expectativa de pena de prisión perpetua.

La acusada, Débora Acuña, dio a luz en el sexto mes de gestación a una niña que debió permanecer en incubadora, por lo que el tribunal dispuso que la mujer tuviera tiempo para reponerse del parto y tener contacto permanente con la recién nacida. Por eso el juicio que iba a comenzar el 29 de abril se postergó.


*Un policía querido

Garrido, de 61 años, fue asesinado el 17 de febrero al intentar evitar un robo en el local de ropa Kevingston, situado en Chacabuco 361. El subteniente, que desde hacía 30 años vigilaba la zona comercial de San Isidro, fue baleado dentro del local; primero le disparó el ladrón varón y luego la mujer le sacó a Garrido la pistola reglamentaria y lo ejecutó.

Luque y Acuña fueron detenidos al día siguiente en su casa de Pablo Podestá y se hallaron las dos armas usadas en el homicidio. La policía pudo llegar hasta ellos porque en la escena del crimen habían quedado dos boletos de un colectivo que los homicidas habían tomado desde Pablo Podestá hasta San Isidro y un llavero con la foto del rostro del hijo de la pareja, de cinco años.

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