febrero 12, 2009

VENERARON EN BECCAR A LA VIRGEN DE LOURDES

Tras la procesión por las calles de Beccar (arriba), el obispo Casaretto encabezó una misa
concelebrada, que contó con la presencia del intendente Posse y su esposa (abajo)



Gran cantidad de fieles se congregaron ayer para participar de las fiestas patronales de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en Posadas 312, Beccar.

La festividad contó con la presencia del intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse; su esposa, la doctora María Fernanda Nuevo, la presidente del Concejo Deliberante, Rita Kuzis, acompañada de otros ediles y representantes de entidades intermedias del distrito.

Como es tradicional, el festejo consistió en una procesión por las calles del barrio con la imagen de la "Patrona de los enfermos". Los feligreses partieron desde la puerta de la iglesia y marcharon en procesión por las calles Posadas, Int. Becco, Lonardi, Gral. Paz y nuevamente Posadas hasta llegar al templo.

Luego, se celebró la misa que por la agradable tarde de ayer se realizó en el exterior de la iglesia, en el "Paseo de la Virgen", ubicado sobre la calle Haedo.

La celebración religiosa fue concelebrada por el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto; el párroco de Nuestra Señora de Lourdes, Guillermo Carbó; y el ex párroco de esta parroquia, Marcelo Varano, entre otros sacerdotes.

Como es habitual, los fieles pidieron a la "Patrona de los enfermos" que interceda por la salud propia o de los seres queridos.

Luego del oficio se desarrolló un festival popular.

La historia
El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, la Virgen María se manifestó de manera directa y cercana apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.

La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle.

Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel río estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.

Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida.

A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Luego, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado.

Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez.

Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso.

Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.

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