El intendente Posse tuvo emotivas palabras de despedida para con Carlos Iriarte.
Esta tarde, poco después de las 16, en el Cementerio de San Isidro se realizaron las exequias del fallecido a los 62 años presidente del Concejo Deliberante sanisidrense, Carlos Iriarte. Sus restos fueron despedidos por el intendente municipal, Dr. Gustavo Posse.
“La partida de Carlos Iriarte –expresó el jefe comunal al despedir sus restos- significa una enorme pérdida para todos, pero también una gran enseñanza de vida. Fue una persona muy valiente de muchísimo coraje y murió tratándose de sobreponerse a una enfermedad que afrontó también con mucha valentía”.
El cortejo fúnebre partió desde la capilla ardiente montada anoche en el Concejo Deliberante. El féretro fue levantado del catafalco, por el intendente Posse, su par de Coronel Pringles, Aldo Mensi, el médico y ex concejal justicialista Miguel Pereyra y familiares del extinto para llevarlo a pulso hasta el vehículo que lo transportó al cementerio.
El ataúd fue depositado en el panteón de la familia Mancho, ante la presencia de familiares, entre ellos la inseparable compañera de Iriarte, Leticia, compañeros de militancia, vecinos y amigos, observándose también la presencia, entre otros, del ex presidente del Concejo, Luis Ricardo Jorge y del actual titular del Concejo Deliberante de Vicente López, Rubén Vecchi, quien además representó al intendente del vecino municipio; Enrique García.
En el cementerio, el cortejo se detuvo un momento ante el panteón de la familia Posse –donde descansan los restos del ex intendente y ex diputado nacional Melchor Posse- para luego proseguir hasta su destino final.
Al despedir los restos de Iriarte, el intendente Dr. Posse: “Quiero transmitir el saludo de mi familia primero, de mi padre (Melchor Posse) si hoy estuviese aquí, de Osvaldo Posse, de todos”.
“Carlos Iriarte –dijo- los conoció hace más de 50 años. Y desde ayer estoy pensando en cómo referirme a esa relación. No somos gente de muchas palabras. Pero tiene que saber la familia de Carlos Iriarte, que también es mi familia -y va a seguir siendo así-, porque se trata de una historia de amor, de lealtad incondicional”.
“Y en nombre de todos los amigos y de los que estamos en política, quiero decir que gente como Carlos Iriarte, da la oportunidad de entender eso de la lealtad y la militancia. Lo que era la antigua militancia y lo que va a seguir siendo la militancia”, expresó.
“Sin saberlo y sin quererlo él (Carlos Iriarte) fue una de las raíces de este movimiento que va a cumplir 50 años y que, si seguimos haciendo bien las cosas, se va a proyectar en el tiempo”; añadió Posse.
“Sus hijos, sus nietos, todos, deben saber que el de él es un nombre muy importante. El era su localidad, su lealtad con Melchor, su amistad con Osvaldo Posse y fue también la protección que también me prodigó a mi”, indicó luego.
“Los que queremos a la vida pública, queremos a la política y queremos que esta sea con mayúsculas, tenemos en él un muy buen ejemplo. Un hombre que se rehizo mil veces y que siempre fue una buena persona”, resaltó.
“Carlos Iriarte era Villa Adelina, lugar por el que luchó siempre. Para conseguir su urbanización, la conexión de un sector y otro de la localidad por un túnel bajo las vías del Belgrano, la erradicación de las leñeras del ferrocarril, cuyos depósitos estaban infestados de alimañas, etc. Trasegó muchísimas veces oficinas del centro de Buenos Aires e invirtió muchísimas horas de agónicas esperas, para conseguir las aprobaciones necesarias que pudiesen plasmar sus proyectos en Villa Adelina. Y lo logró”, subrayó.
“Y en política – dijo para finalizar-, el máximo honor de un militante es salir a pintar. Y mucho más, todavía, recibir el pincel para darle terminación a las letras. Con ese amor se formó, se perfeccionó y fue además un concejal y un brillante presidente de Concejo que logré disfrutarlo en mi época. El amor a Melchor Posse no conoció límites. Para él, pues, mi más grande reconocimiento”.
Finalizada sus palabras, dos palmas fueron colocadas sobre el féretro, mientras tanto el silencio y la congoja de los presentes, dio lugar a sentidos y prolongados aplausos que se convirtieron en el último homenaje de despedida al fallecido edil.
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