El intendente Posse encendió la tradicional fogata por San Pedro y San Pablo en Martínez
Mucho público en Martínez la tradicional fogata (arriba). El intendente Posse en la misa en Lourdes (abajo)
El intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse, participó el sábado pasado de los tradicionales festejos de San Pedro y San Pablo.Como es habitual, el jefe comunal participó de la celebración religiosa en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, en Posadas al 300, Beccar – (la quema de muñecos se realizó anoche en el Centro Misional San Gerardo de esa ciudad) y luego se trasladó a Martínez, donde la Comisión de Festejos de esa ciudad organizó la tradicional fogata.
El ritual se realizó en el terreno comprendido entre las calles Habana, Edison, Río de Janeiro y Corrientes de esa ciudad y tomaron parte los grupos de scouts "San Francisco Javier" N°123 y "Padre Tissera".
Previamente se celebró una misa en la parroquia San Francisco Javier, ubicada en Río de Janeiro 2451.
Para los cristianos el día 29 de junio es la Fiesta de San Pedro (el Primer Papa) y San Pablo (el gran Apóstol) que junto a San Juan, la Iglesia los considera "lumbreras" de la humanidad. Ellos iluminaban el corazón de la gente y predicaban la palabra de Dios, que es la luz para el mundo.
La tradición hizo que se los recordara encendiendo inmensas fogatas. Cuentan que en la época de los Apóstoles San Pedro se había perdido al salir a predicar, los aldeanos al caer la noche, para iluminar el camino, prendieron fogatas que llegaban a grandes alturas para que Pedro pudiera verlas y encontrara el sendero de regreso. La fogata se enciende como símbolo de la máxima luz de esperanza para los hombres y expresa el anhelo de trascendencia.
La luz es la manera de enfrentar, vencer las tinieblas y el desánimo, es una invitación a iluminar nuestras almas para estar en paz, para dejarnos abrigar por la calidez que Cristo nos brinda.
Para los cristianos el día 29 de junio es la Fiesta de San Pedro (el Primer Papa) y San Pablo (el gran Apóstol) que junto a San Juan, la Iglesia los considera "lumbreras" de la humanidad. Ellos iluminaban el corazón de la gente y predicaban la palabra de Dios, que es la luz para el mundo.
La tradición hizo que se los recordara encendiendo inmensas fogatas. Cuentan que en la época de los Apóstoles San Pedro se había perdido al salir a predicar, los aldeanos al caer la noche, para iluminar el camino, prendieron fogatas que llegaban a grandes alturas para que Pedro pudiera verlas y encontrara el sendero de regreso. La fogata se enciende como símbolo de la máxima luz de esperanza para los hombres y expresa el anhelo de trascendencia.
La luz es la manera de enfrentar, vencer las tinieblas y el desánimo, es una invitación a iluminar nuestras almas para estar en paz, para dejarnos abrigar por la calidez que Cristo nos brinda.
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