Además de un minucioso relevamiento, incluso fotográfico, de aceras deterioradas, en las distintas localidades, la Municipalidad de San Isidro reparó durante el pasado 2007, tras el correspondiente recorte de raíces, más de 6.000 metros cuadrados de veredas deterioradas por el crecimiento de los árboles en la vía pública.
Sin duda, los más de 180.000 árboles que se encuentran en sus calles y avenidas en sus 51,44 kilómetros cuadrados, representan un importante patrimonio tanto en lo urbanístico como en lo ambiental para San Isidro. No menos cierto es que, del total de ejemplares, una tercera parte data de cierta antigüedad -en algunos casos más que centenaria- y su crecimiento provoca el paulatino deterioro de las aceras.
La comuna sanisidrense realiza los trabajos de reparación de las veredas más afectadas por las raíces, cuando esto es posible, sin comprometer al ejemplar.
En no pocos casos, los arreglos no son posibles porque implicarían quitarle sustentabilidad a árboles de gran altura y envergadura, con el riesgo que para vecinos y bienes representaría su eventual caída. En otros, los trabajos implicarían resultados efímeros ante el crecimiento de las raíces.
En tales casos, resurge un polémico debate entre los que defienden a rajatablas el medio ambiente y quienes prefieren un tránsito cómodo, más allá de la conservación del patrimonio arbóreo tan característico de San Isidro.
Más allá de esta polémica que reverdece en dichos casos, lo concreto es que la Municipalidad de San Isidro, a través de su Secretaría de Servicios Públicos y la Dirección de Parques y Paseos, efectuó el pasado año un total de 1283 recortes de raíces y procedió a retirar y reponer más de un millar de árboles secos o irremisiblemente enfermos. Como resultado de dichas tareas, es que repararon más de 6.000 metros cuadrados de veredas, el equivalente a una franja de más de 6 kilómetros de extensión.
Esas cifras no incluyen las veredas que ha renovado la Secretaría de Obras Públicas en, por ejemplo, estaciones ferroviarias como la de Acassuso, la senda peatonal que a la vera de la calle Eduardo Costa une Martínez con San Isidro a lo largo de unos 3 kilómetros), frente a establecimientos educativos y organismos públicos, parques y plazas.
En cuanto alas aceras no deterioradas por las raíces de los árboles, los relevamientos se fueron haciendo por etapas, procediéndose luego, desde el área de Inspección General de la comuna, a intimar a los propietarios a las correspondientes reparaciones, fijándose para ello un plazo legal de 30 días, de acuerdo con lo dispuesto por normas en vigencia.
A manera de ejemplo, cabe consignar que a lo largo de la avenida del Libertador, sobre un total de 80 propietarios intimados, un 60% regularizó la situación dentro de los plazos establecidos. A su vez, sobre la avenida Centenario, ante 30 intimaciones a reparar aceras, solo un 30% de los propietarios realizó lo requerido.
A los frentistas que no adecuaron el estado de sus veredas, se les labraron actas de infracción, habiéndose elevado lo actuado al Tribunal de Faltas para que resuelva en consecuencia.
Sin duda, los más de 180.000 árboles que se encuentran en sus calles y avenidas en sus 51,44 kilómetros cuadrados, representan un importante patrimonio tanto en lo urbanístico como en lo ambiental para San Isidro. No menos cierto es que, del total de ejemplares, una tercera parte data de cierta antigüedad -en algunos casos más que centenaria- y su crecimiento provoca el paulatino deterioro de las aceras.
La comuna sanisidrense realiza los trabajos de reparación de las veredas más afectadas por las raíces, cuando esto es posible, sin comprometer al ejemplar.
En no pocos casos, los arreglos no son posibles porque implicarían quitarle sustentabilidad a árboles de gran altura y envergadura, con el riesgo que para vecinos y bienes representaría su eventual caída. En otros, los trabajos implicarían resultados efímeros ante el crecimiento de las raíces.
En tales casos, resurge un polémico debate entre los que defienden a rajatablas el medio ambiente y quienes prefieren un tránsito cómodo, más allá de la conservación del patrimonio arbóreo tan característico de San Isidro.
Más allá de esta polémica que reverdece en dichos casos, lo concreto es que la Municipalidad de San Isidro, a través de su Secretaría de Servicios Públicos y la Dirección de Parques y Paseos, efectuó el pasado año un total de 1283 recortes de raíces y procedió a retirar y reponer más de un millar de árboles secos o irremisiblemente enfermos. Como resultado de dichas tareas, es que repararon más de 6.000 metros cuadrados de veredas, el equivalente a una franja de más de 6 kilómetros de extensión.
Esas cifras no incluyen las veredas que ha renovado la Secretaría de Obras Públicas en, por ejemplo, estaciones ferroviarias como la de Acassuso, la senda peatonal que a la vera de la calle Eduardo Costa une Martínez con San Isidro a lo largo de unos 3 kilómetros), frente a establecimientos educativos y organismos públicos, parques y plazas.
En cuanto alas aceras no deterioradas por las raíces de los árboles, los relevamientos se fueron haciendo por etapas, procediéndose luego, desde el área de Inspección General de la comuna, a intimar a los propietarios a las correspondientes reparaciones, fijándose para ello un plazo legal de 30 días, de acuerdo con lo dispuesto por normas en vigencia.
A manera de ejemplo, cabe consignar que a lo largo de la avenida del Libertador, sobre un total de 80 propietarios intimados, un 60% regularizó la situación dentro de los plazos establecidos. A su vez, sobre la avenida Centenario, ante 30 intimaciones a reparar aceras, solo un 30% de los propietarios realizó lo requerido.
A los frentistas que no adecuaron el estado de sus veredas, se les labraron actas de infracción, habiéndose elevado lo actuado al Tribunal de Faltas para que resuelva en consecuencia.
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